Primer viernes de mes – Febrero 2017
Los primeros viernes de cada mes son días especialmente dedicados al Sagrado Corazón de Jesús. Esto se debe a una de las promesas que recibió Santa Margarita María Alacoque.
Esta santa continúa una larga lista de místicos que a lo largo de toda la historia de la Iglesia centraron su espiritualidad en los sentimientos de Jesús, y en especial en su amor por la humanidad manifestado en su pasión y muerte. Según lo resume el Evangelio de Juan: “Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”(Jn 13, 1).
A Santa Margarita María, de la Orden de la Visitación de Santa María, Jesús se le apareció el 27 de diciembre de 1673 y le realizó las siguientes promesas para quienes veneran su Corazón:
- Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
- Les daré paz a sus familias.
- Las consolaré en todas sus penas.
- Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
- Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
- Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
- Las almas tibias se volverán fervorosas.
- Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
- Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
- Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
- Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
- Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.
El confesor de santa Margarita María Alacoque, san Claudio de la Colombière, creyó en las revelaciones místicas que ella recibía y propagó la devoción. Luego los jesuitas extendieron su culto por el mundo a través de los miembros de la Compañía.
A comienzos del siglo XIX en Francia esta devoción era muy popular, unida al culto al Inmaculado Corazón de María. Tanto es así que el Padre Andrés Coindre llamó originalmente a sus congregaciones de hermanos y de hermanas “de los Sagrados Corazones de Jesús y de María”.
Hoy en día la Regla de Vida de los Hermanos del Sagrado Corazón dice así (artículo 113):
El Corazón de Jesús encierra y manifiesta
el infinito amor con el que Dios
ha marcado toda la historia de los hombres.
Expresa también
el ardiente amor divino y humano
que Jesús puso de manifiesto
en su encarnación,
hasta el punto de dar su vida
para que todos llegáramos a ser hijos del Padre.